Pajas por teléfono

Mi experiencia con la paja por tlf

No tengo mucho tiempo para escribir esto, así que voy a relatarlo de la forma más resumida posible. Soy un adicto a la paja por tlf.

Os preguntaréis porque escribo esto aquí y no lo comento con los amigos, o busco ayuda en un grupo anónimo.

Lo cierto es que soy un personaje público muy conocido, y es muy probable que más de uno me reconozcáis nada más verme.

Ocupo un cargo muy importante y se espera del mismo que tenga un cierto decoro: no hay que decir que si me pillasen cascándome una paja por tlf casi con toda probabilidad tendría muchos problemas, probablemente sería destituido del cargo.

Pero no estamos aquí para hablar de mi trabajo, sino de porque me gusta cascármela así.

Mis pajas por teléfono: Las llamadas erán de lo más caliente

Como os podéis imaginar, con la importancia de mi cargo, lo que menos me faltan son los chochitos. Además de encontrar siempre alguno nuevo en todas las fiestas que regento, también tengo una agenda de la que poder tirar mano siempre que quiera… y os aseguro qué si llamo a esos pibones, ellos vienen.

¿Entonces por qué prefiero hacerme una buena paja por tlf?

Primero, porque este servicio no requiere de ningún tipo de compromiso, y nadie te puede reclamar nada.

No se van a enamorar de ti, no van a querer pasar más tiempo del que deberían en la cama y, sobre todo, nunca te vas a encontrar con sorpresas indeseadas.

Aunque las chicas de mi agenda siempre estén disponibles, las que te hacen pajas por teléfono lo están aún más: les puedes llamar a cualquier hora del día o de la noche, que están dispuestas a decirte todo tipo de guarradas por un módico precio.

No intentéis averiguar quien soy, porque si lo hicierais, traería cola.

Os voy a contar una historia de la que no me siento muy orgulloso, pero es imperativo que me confiese con alguien o voy a explotar.

Todos hemos llamado alguna vez a que nos hagan pajas por teléfono y esto, a pesar de que en la sociedad todavía podemos encontrar muchos tabúes, no es nada mal. Sin embargo, la cosa cambia cuando te la haces en presencia de otra persona… o, como en mi caso, delante de otras personas. Y lo peor de todo es que no estábamos hablando de mi novia (ni siquiera tenía), sino de mis compañeros de trabajo.

Cómo me hice pajas por teléfono delante de mis compañeros de trabajo

La verdad es que de esa noche recuerdo muy poco, pero lo que recuerdo es lo importante. Empezamos la velada en el restaurante que había reservado la empresa y sobre las 12:00 ya estábamos de garito en garito.

Recuerdo que me ofrecí a que se viniesen a mi casa para que nos tomásemos la última juntos, y ese fue mi gran error. Y es que, como os podéis imaginar, estaba borracho.

Por aquel entonces yo estaba muy enganchado a las pajas por teléfono y no había noche que no hiciese una llamada al servicio (pero tan solo llamaba 5 minutos, ya que tampoco hay que abusar).

En pleno jolgorio parecer que no solo confesé mi gran “maldad” sino que vi interesante hacer una demostración en vivo y en directo. Digamos que me olvidé de que había alguien ahí y simplemente hice la llamada, me saqué el miembro viril, empecé a agitar como si no hubiese mañana (ahora deseo que nunca lo hubiera habido) y el resto ya es historia.

Ahora tengo una reunión con el jefe y, aunque no se sobre que será, no me augura nada bueno.

Me hice una paja x tlf en mi trabajo como informático

Me habían hablando muchas veces de la paja x tlf.

De hecho, a más de un compañero de trabajo le han pillado en horas laborales haciéndose una buena gayola.

Aunque la mayoría fueron despedidos, sirvieron para hacer mella en mi y para que tuviese la decisión de probarlo, ya que las personas que se la hacían parecían estar muy relajados.

Aquí os cuento como fue.

Esto ocurrió en el año 2014, cuando trabajaba como técnico informático en una empresa muy popular, aunque aquí no voy decir el nombre.

Era agosto y es necesario decir que no teníamos nada de trabajo. Nos esperaba una jornada muy aburrida, o eso es lo que yo pensaba hasta que entró la chica del corsé rojo.

La verdad es que no recuerdo que es lo que quería: era algo así como que se le había atascado el lector de DVDs de su portátil. Me pilló varias veces mirándole las tetas… pero si le importó, no hizo ni el menor gesto por ello.

Para más inri, ella no se fue mientras le arreglábamos el portátil, sino que se quedó allí en el mostrador, medio encorvada, mientras que sus tetas descansaban plácidamente en la superficie.

Fue un momento en el que me incliné tanto que le pude ver los pezones con total claridad, y fue entonces cuando noté una erección inminente que todos llegarían a ver en los próximos minutos si no hacía algo.

Decidí ir al baño a hacerme una paja x tlf. La mecha ya la tenía, pero ahora necesitaba a alguien que me diera combustible, que me fuera diciendo guarrerías mientras que tocaba la polla.

Hablé con la primera chica que me atendió y no tardaría más de 3 minutos en echarla.